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viernes, 6 de diciembre de 2013

MI PENSAMIENTO O LA VOZ DE DIOS

Muchas veces he escuchado o me han referido esta frase: "Dios me dijo" "Sentí en mi corazón"...

Y otras tantas me he preguntado ¿Cómo saberlo? ¿Cómo discernir entre la voz de Dios y la imaginación humana? ¿Cúal es la certeza? ¿Se puede afirmar esto con seguridad?

Para la mayor gloria de Dios ¡SI! es verdad. Es verdad que Dios habla y con la suficiente claridad. Pero para tener en cuenta los seres humanos ¡TAMBIÉN! nuestra imaginación muchas veces le hace decir a Dios cosas que EL ni tenia pensadas siquiera.

El Señor regala dones y carismas para la edificación de la Iglesia, y en ese uso lleno del poder del Espíritu Santo, una forma sencilla de discernimiento es LA PAZ Y LA ALEGRÍA.

Si algo dicho como de parte de Dios te produce paz, te da una serenidad, una tranquilidad que supone en tu vida una respuesta a algo que estabas esperando, sin dudas es de Dios; pero también, esa paz y esa certeza deben ser duraderas, no momentáneas. Por eso, el segundo fruto de haber escuchado realmente la voz de Dios expresada por los hombres es la alegría, el gozo del corazón, un gozo rebosante que te saca por completo toda angustia, toda opresión, toda preocupación por tal o cual circunstancia.

Cuando Dios habla es para dar una respuesta, es para confirmar algo, es para señalar un camino, es para expresar una promesa. Cuando da una respuesta la persona experimenta felicidad y se siente totalmente liberada del ¿Cómo? y del ¿Cuándo? Sabe y siente que eso ya está resuelto. Incluso cuando se expresa una respuesta de este tipo la persona puede, o no, experimentar un descanso en el Espíritu Santo. 
Cuando da una confirmación la persona que lo recibe experimenta la fortaleza de tomar la decisión de inmediato y hacer eso que le fue confirmado, ya no tiene dudas acerca de eso que la tenia indecisa y no podía resolver. Es una seguridad para dar ciertos pasos que sin ser confirmados por Dios, muchas veces no se darían.
Cuando Dios señala un camino a través de una Palabra encuentra la respuesta en una o en varias personas, más que señalar un camino podríamos decir que Dios lanza una invitación a la cual muchos son llamados a participar. De aquí que se puede vivir en comunidad por ejemplo y surgen nuevas comunidades y nuevos carismas eclesiales. 
Y cuando expresa una promesa, obviamente, para que sea de Dios debe cumplirse. Sabemos que los tiempos de Dios y los nuestros no son los mismos, y sabemos que los planes de Dios están, por así decirlo, sujetos a la respuesta humana, por eso muchas veces las promesas de Dios demoran en cumplirse.

Pero debemos tener en cuenta que la VERDADERA Y POTENTE voz de Dios es su PALABRA. Ahí es específicamente cuando Dios habla y no tenemos lugar a dudas de que lo que está diciendo es verdad. Dios no nos miente ni nos ilusiona. Dios dice la verdad, y lo que EL dice EL  lo hace.
Por eso, cuando hay una voz de Dios dada o recibida a través de los hombres, lo más loable es siempre pedirle al Señor la confirme con su Palabra, para poder discernir con claridad y sin error si lo que se dice y/o recibe es de Dios o es de la mente humana.
Si en algún momento estamos en dudas si decir o no decir lo que tenemos en nuestra mente, esta es la forma más apropiada para discernir y luego hablar.

Otra cosa a tener en cuenta, como dije antes, es LA PAZ Y LA ALEGRÍA. Si una respuesta, confirmación, camino o promesa no deja paz y alegría entonces lo expresado ha sido fruto de un deseo del corazón humano y del uso de la imaginación.

Es para tener en cuenta, en el servicio que damos a nuestros hermanos a través de estos dones, ya que podemos provocar cosas que en realidad Dios no quiere y que al no lograrlas humanamente surgen los fracasos, las heridas y las huidas.

Seamos conscientes, abrámonos a la acción del Espíritu y no le hagamos decir a Dios cosas que nos gustaría a nosotros. Dejemos que Dios sea Dios y nos use a su modo y para su mayor gloria. Amén

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