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martes, 31 de diciembre de 2013

BALANCE

Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver" (mT. 25, 34-36)

Como nos dice San Juan de la Cruz: "En el atardecer de la vida seremos examinados en el amor"

Cuando nos planteamos un balance, ya sea anual, ya sea mensual o simplemente el examen de conciencia diario, donde vemos lo que hemos errado y la necesidad de cambiar que tenemos, siempre hay una base sobre la cual podemos equilibrarnos y es el AMOR.

No es llenarnos de culpas por lo que no hicimos, no es cargarnos de pesares por lo que podríamos haber hecho, no es ahora mirar hacia atrás y ver con descontento que tal vez pasamos otro año, o día, sin hacer o sin decir, o sin realizar lo que nos correspondía; más bien es el momento oportuno de ver todo lo que hicimos y ponerlo en la balanza del amor, para tener en cuenta todo eso que hicimos cuánto amor ocupamos en hacerlo. Es decir, con cuanto amor hice todo lo que hice. Con cuanto amor vivi todo lo que viví.

No es lo mucho que se haga, no es la cantidad de palabras que se digan, no es los logros o éxitos que obtuve a lo largo del año, sino más bien cuanto amor puse en la construcción de mi vida, cuanto amor salió de la mi boca al proferir palabras, cuánto amor puse para disfrutar y lograr lo que logré.

Si el amor no tiene primacía en nuestra vida, entonces ni siquiera es necesario hacer balance. Porque lo primero es el amor y luego todo lo demás. Así lo dice San Pablo, que aunque moviéramos montañas a causa de la fe que tenemos, si nos falta el amor solo sería una inútil hazaña.

Tomemos la balanza y equilibremos bien nuestras obras, por pocas que sean, si hay amor, pesarán lo suficiente para ser una ofrenda agradable al Señor. Amén

sábado, 21 de diciembre de 2013

¡SABIENDO QUE SOMOS TUYOS!

"Pero tú, oh Dios nuestro, eres bueno y veraz; tú eres paciente y gobiernas el universo con misericordia. Aunque pequemos, somos tuyos, pues reconocemos tu poder; pero, sabiendo que somos tuyos, evitaremos el pecado" 
(Sab.15, 1-2)

¡Dios nuestro eres Bueno y Veraz! Qué grato recordarnos cada día de la bondad de Dios y de su veracidad. En dios no hay dobleces, no hay contrasentidos, no hay excesos de palabras inconclusas, en Dios no existe mentira alguna y tampoco existen falsas expectativas. En Dios todo es correcto, sano y verdadero. Digno de toda confianza y entrega.
Y Dios es Bueno, así como lo dijo Jesús: "¿Por qué me llamas bueno?, nadie es bueno sino solo DIOS" (Mc.10, 18). Solo Dios es Bueno con la virtud infinita de la Bondad. 

Bondad es la cualidad de bueno, hace referencia a lo útil, agradable, apetecible, gustoso, divertido que puede adornar la vida de la persona en la cual radica la bondad. Como decimos "bonachón". Una persona bondadosa tiene una inclinación natural para hacer el bien. Siempre se mantiene dispuesta a ayudar a quien sufre, a quien necesita, es una persona compasiva, amable y generosa. Y todo esto lo encontramos en Dios en su perfección.

Como seres humanos puede que seamos bondadosos, pero siempre tiene un pequeño desperfecto que es la tendencia al egoísmo, a la reciprocidad, a la gratitud que se nos debe, o simplemente porque siempre, queramos o no, estamos pendientes o a la espera de que se nos agradezca o se nos considere buenas personas por lo que hacemos. Poco o mucho, se exprese o no, es nuestra realidad que necesitamos ser reconocidos y aceptados.

En cambio, en Dios, radica es verdadera Bondad, la Bondad perfecta, la que da sin esperar, la que se regala porque sobreabunda y desborda, la que está siempre y la que no falla. Ese es Dios ¡DIOS ES BUENO!

"Tú eres paciente y gobiernas al mundo con Misericordia". La paciencia y la misericordia de Dios son infinitas y están a nuestra disposición, tal vez es por esto que muchas veces abusamos. Pero Dios es paciente, Dios sabe esperar, y todo lo hace Bien. Su gobierno es de misericordia, es decir, teniendo en cuenta nuestra condición pecadora y el deseo del corazón humano de reposar en EL. Dios sabe todo lo que nos acontece, sabe de nuestras luchas, sabe de nuestras caídas y valora con misericordia nuestra fortaleza para levantarnos y seguir adelante. Y no solo valora, sino que se muestra propicio para ayudar, para dar su mano, para poner su corazón que es amor en nuestra miseria que es pecado.

Pero lo mejor de todo, es que "Aunque pequemos, somos tuyos, pues reconocemos tu poder; pero, sabiendo que somos tuyos, evitaremos el pecado"
Esta es la mejor decisión de los hijos de Dios. Reconociendo el amor, la bondad, la verdad, la paciencia y la misericordia y el poder que hay en Dios, tomar la decisión de pertenecerle. 

Sabemos que somos tuyos dice la palabra, aún pecadores; somos de Dios, somos sus hijos, somos su hermosa creación, somos sus amados. Nuestros pecados no producen que Dios deje de amarnos, con el pecado somos nosotros los que decidimos alejarnos de Dios, pero su amor por cada uno sigue intacto ¡DIOS ES AMOR!

Pero cuando reconocemos lo que Dios es y lo que Dios quiere ser en nuestra vida, cuando reconocemos la grandeza del Dios de nuestra vida, cuando tomamos conciencia de quien verdaderamente es nuestro Dios, entonces ahí surge la decisión de santidad: "Sabiendo que somos tuyos evitaremos el pecado" ¡Qué impresionante! ¡Qué simple! Y tan complicado que lo hacemos nosotros.

Evitar el pecado es vivir la vida de Dios, es decirle al Señor con nuestras obras ¡Soy tuyo! ¡Soy tuya! Es demostrarle que nos hace feliz ser de su pertenencia, tener un lazo de familia con Él. Eso es dejar atrás el pecado, eso es el camino de conversión, eso es lo que cada uno, cuando dice conocer a Dios, cuando dice haber tenido un encuentro personal con Dios ya no puede seguir en lo mismo, tiene urgencia de un cambio. Ya no se conforma con decir soy así y así me quedo, al que le gusta bien y sino también, porque tiene una idea más alta, ya no busca agradar a los hombres, sino que porque tiene conciencia de que es de Dios evita el pecado e intenta agradar a su DIOS.

Ahora debemos preguntarnos, si todavía la conversión no ha empezado en nuestra vida o va demasiado lenta, si el egoísmo y la comodidad nos adornan ¿Hemos tenido un encuentro con Dios? ¿Nos hemos dado cuenta que somos de Él?

Nos dice Santiago: "Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras" (ST.2, 18); es como decir muéstrame tu conversión con palabras que yo te la mostraré con mi amor a Dios. Amén


jueves, 19 de diciembre de 2013

DIVINO NIÑO

Te diré mi amor, Rey mío, con una mirada suave, te lo diré contemplando tu cuerpo que en pajas yace 
(Himno de vísperas en tiempo de Navidad)

El Rey altísimo, el sol que nace de lo alto, el Príncipe de la paz, con cada uno de los nombres que fue anunciado el Redentor, Jesucristo, Nuestro Señor; y viene a nosotros de una manera tan pequeña y tan grande al mismo tiempo.

Viene Dios, así lo anunció el ángel a María, "Tu hijo es Santo, su Nombre Emmanuel". Dios con nosotros. Jesús, Dios que salva. Mesías, Ungido.

Dios es Dios y en su grandeza siempre nos muestra la humildad que lo adorna, siempre busca maneras simples y delicadas de mostrarnos quien es en verdad, como es en verdad, y como quiere que sus hijos seamos a su imagen y semejanza.

Un pequeño, un niño, un indefenso. Un grande, todo un Dios, el Todopoderoso. 
Sin casa, sin cuna, sin espacio para Él. Dueño del cielo y la tierra, Incontenible, eterno Dios.
Sin ropas, sin abrigo, con frío. Dios providente que acude en respuesta a las necesidades.

Todo en Dios parece una contradicción a la mente humana, más bien, es una contradicción a la mente humana que se hace un Dios según sus pensamientos y formas de sentir, que se arma un Dios según sus fuerzas o sus razones, que cree en un Dios de acuerdo a sus peticiones y respuestas ¡Qué distinto es el pensamiento de Dios! ¡Qué grande es! ¡Qué tremendo su amor!

Quien de nosotros no ha pensado alguna vez que Dios podría habernos salvado de cualquier manera, con una simple palabra, más bien, su Palabra se Encarnó, más bien quiso hablarnos en carne humana, más bien quiso hacerse escuchar como uno de nosotros, con nuestro lenguaje, con nuestra forma, con nuestros pesares, con nuestro crecimiento progresivo, y sin dejar de ser Dios. No dejó su condición divina, pero no hizo alarde de ella, nos dice San Pablo. No dejó de ser el Verbo Eterno del Padre Creador, que al pronunciarse dió vida, más bien se encarnó por voluntad del Padre para pronunciar una vez más la vida y así lo dijo: "Soy el camino, Soy la Verdad y soy la vida"

Y en su nacimiento ya nos mostró el Sacrificio con el cual seríamos redimidos, nos mostró el valor de la cruz, nos mostró la gran salvación que trae consigo el dolor y las privaciones. Nos mostró que su soledad iba a ser en muchas ocasiones. Nos mostró que sería su Madre, quien lo recibió en sus brazos sería quien lo acompañaría en el dolor del Sacrificio. La cruz es un pesebre y el pesebre es cruz.

Dice el himno: su Cuerpo que en pajas yace, premisa de su padecimiento en los azotes, su espalda castigada por la paja recién nacido, su cuerpo castigado por los azotes en su pasión. Su Madre admirando su nacimiento y su Madre admirando su padecimiento, y en ambos caso sin poder hacer otra cosa que admirar, contemplar y guardar en su corazón.

Y así mismo, Dios no renegó de ser humano, no renegó de compartir con nosotros, no reniega aún ahora por nuestra indiferencia, no renegará jamás porque Dios es amor. Y es ese Amor el que mueve su corazón para el bien de cada uno de nosotros, y lo seguirá haciendo, porque Dios no puede renegar de su misma esencia, Dios no puede dejar de amar porque es amor. Su gran amor se glorifica en la misericordia que nos tiene, en cada acontecimiento Dios es capaz de poner su corazón en nuestra miseria, levantarnos y decirnos que vale la pena seguir, porque para EL, pase lo que pase, vale la pena amarnos.

¡Navidad es amor! Principio del amor humanado, principio del cumplimiento de la Promesa de salvación, Dios que se acerca y nos toca la humanidad, así como si nos tocara el hombro y nos dice: ¡No lo olvides, YO TE AMO!

domingo, 15 de diciembre de 2013

PALABRA VIVA

"Así habla el Señor: Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé."
¡Que maravillosa verdad que nos regala el Señor! Si cada uno de nosotros, usando el Don del Entendimiento, nos abriéramos a su Plan de amor, recibiendo su Palabra como la tierra reseca recibe el agua, el mundo estaría colmado de santos hijos de Dios. Él nos dice que su Palabra no vuelve a Él sin haber realizado todo lo que Él quiere y cumpliendo la misión encomendada ¿Nos hemos dado cuenta que la PALABRA SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS? Que ese verbo de Dios vino a decirnos TODO Y DE UNA SOLA VEZ lo que Dios quiere de nosotros. Esa PALABRA es el Emmanuel, el Cristo, el Mesías, que vino al mundo a compartir nuestra pobre humanidad y vivió como nosotros mostrándonos cómo vivir según Dios!!! Esa Palabra no volvió a Dios estéril, sino que cumplió con su MISIÓN: NOS SALVÓ!! Nos dió vida nueva con su PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN. Y lo sigue haciendo en Cada MISA! En cada Eucaristía, la Palabra de Dios hecha carne, se entrega, cumple su misión, nos salva y nos capacita enormemente para nosotros también, asi como la tierra que recibe el agua, podamos dar frutos abundantes... los frutos que el Sembrador espera después de la siembra!!!
Y ¿Todavía seguimos esperando que sucedan cosas importantes en nuestra vida? ... Todos los días y a cada momento suceden, sucedió y seguirá sucediendo... DIOS ESTÁ VIVO Y PRESENTE EN CADA HOSTIA CONSAGRADA... Es la Palabra hecha Carne que se quedó presente para que el ser humano la reciba y así cumplir la misión encomendada por su Padre, nuestro Padre... REACCIONEMOS EN EL NOMBRE DE JESÚS!!!!!

miércoles, 11 de diciembre de 2013

AMAR ES RECHAZAR EL EGOÍSMO

Siguiendo con la meditación del amor, intentando dar luz sobre hechos concretos, me dispongo a escribir ejemplos concretos tomados de algunas realidades vividas propiamente y/o vistas en los demás.

amar, principalmente, va de la mano con aceptar. Aceptar y aceptarme. Cristo nos dice: "Y amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lc.10, 27)
Es inseparable la aceptación a los demás de mi propia aceptación, porque no puedo amar a los demás si no me amo primero. Y así podemos enumerar muchas virtudes que no podré practicar hacia los demás si no las he adquirido conmigo mismo. Por ejemplo: no podré ser paciente si no me tengo paciencia, no podré ser tolerante si no me tolero, no podré ver las cualidades de los demás si me considero inútil, no podré valorar a los demás si mi estima es baja, no podré alentar a los demás si tengo complejos, no podré escuchar a los demás si mis pensamientos me aturden, no podré dedicar tiempo a los demás si vivo apurado, etc.

Con todos estos ejemplos vamos teniendo luz que el primer amado en mi vida debo ser yo mismo. Y ese amor ami mismo es sano si yo vivo la primera parte de Lc.10, 27: "amarás a tu Dios con toda tu alma, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas". 
No podré amar ni amarme si no amo a Dios. Pero para amar a Dios hay que conocerlo, nadie ama lo que no conoce. Por eso, si no he tenido un encuentro profundo y personal con Dios no podré amarlo con todas mis fuerzas ni dejaré que EL me ame con todo lo que EL mismo es, DIOS ES AMOR.
En el encuentro con Dios encuentro el amor para amarme a mí mismo y para amar a los demás. Y así como no puedo amar a Dios si no lo conozco tampoco puedo amarme a mi mismo si no me conozco.

Muchas veces las faltas de amor hacia los hermanos es, simplemente, porque veo en ellos lo que no acepto o lo que me cuesta superar en mi mismo, pero como no lo quiero ver en mi propio yo, tampoco lo quiero ver reflejado en mi hermano. Muchas veces mi hermano se transforma en el espejo que me dice esa imagen mía que no quiero ver.

Vamos a un ejemplo concreto: tengo en mi vida un hermano que me saca totalmente la paciencia (falta de amor) porque todo lo tiene que tener anotado, todo lo controla de una manera que me causa nervios y hasta me da risa, mi imagen de ese hermano es que es un enfermo psiquiátrico obsesivo y que su forma de ser no edifica a nadie. Esas anotaciones que hace, esas descripciones con lujos de detalles cuando cuenta algo, ese acordarse de las fechas de cualquier situación ¿Acaso es necesario todo eso? ¿Para que sirve todo eso? Si lo que se necesita es saber concretamente lo que se quiere saber y punto. 
Analicemos: ¿Te hace perder tiempo? ¡NO! el amor hace que en ese tiempo que ves a tu hermano enredado con sus anotaciones y cosas que lo marean puedas conocerlo, puedas observarlo y en tu interior, en vez de impacientarte busques la forma de ayudarlo ¿Está mal querer ser ordenado? ¡NO! El orden, aunque a veces obsesivo, denota también un orden interior que se lleva o se intenta obtener, y se refleja en el orden exterior ¿Está mal ayudar a la memoria? ¡NO! Tal vez ese hermano no puede recordar las cosas tan fácilmente como vos y necesita tener anotado, separado, ordenado todo porque luego no sabe de que se trata todo eso que tiene en sus manos, incluso, tal vez, luego se le pide que rinda cuentas y si las cosas no están bien se le llama la atención.
Hay que aceptar al hermano como es y tratar de ayudarlo a crecer, y eso hace el amor. Por ejemplo y siguiendo con el mismo ejemplo: este hermano está encargado de la economía de una comunidad y necesita llevar un control de las entradas y salidas, es una persona mayor, es una persona insegura y es una persona obsesivamente responsable, por lo que necesita anotar todo. Tal vez, si a vos te impacienta tanto, podrías armarle un cuadernito, con separadores indicativos de cada nombre de los hermanos para que pueda identificarlos bien, y enseñarle a que anote todo sobre cada hermano en las hojas correspondientes... ¿Demasiado? ESO ES AMOR! Amor es tomarse el tiempo, conocer al hermano, y actuar en consecuencia. Y no significa que te estás enloqueciendo con el loco, estas amando!... Ahh! Pero yo no tengo tiempo!!! ¡Qué pena! El amor exige dejar el egoísmo para hacer feliz a los demás y ese tiempo que decís no tener es el que perdés con tu impaciencia.

Amar es fácil, solo es cuestión de decidirse! Amén

martes, 10 de diciembre de 2013

AMAR CONCRETAMENTE

"Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor" (1Jn. 4, 7-8)

Lindo todo lo que la Biblia nos dice, preciosas las invitaciones al amor y las veces que se repiten. Lo dijo Jesús, lo dicen sus apóstoles, lo dicen los santos... Pero la Palabra hay que hacerla realidad. Y tan real como el mismo Dios lo hizo.

Juan nos dice que Dios es amor y que tanto amó al mundo que envió a su Hijo para salvarlo. Concretamente, el Amor se hizo carne y habitó entre nosotros.

Nos bastaría con mirar al actuar de Jesús en cada circunstancia para saber de qué se trata el amor y como manifestarlo, y no solo eso, deberíamos también tomar cada una de sus enseñanzas y aplicarlas a los hechos concretos de nuestro día a día. entonces ¿Qué es lo que se nos hace tan difícil de entender? ¿Por qué el amor no se comprende?
Es que el amor no se razona, el amor se vive, el amor se es, se apropia y se entrega.

Para ejemplificar hay infinidades de situaciones, cada momento de nuestra vida es una sumatoria de oportunidades para amar, todo el tiempo tenemos sucesos que requieren de nuestro amor, amor traducido en paciencia, perdón, escuchar, corregir, esperar, sonreír, y así, etc, etc.  Es que la vida misma es un hecho concreto de amor, vivimos porque Dios nos ama y fuimos hechos para el amor. La distorsión que nuestra vida experimenta hacia el desamor es fruto del pecado y del corazón herido por ese pecado, pero la vivencia del amor vence al egoísmo, vence al desamor, vence a todo lo que se opone al ejercicio del amor, así como Jesucristo venció al pecado, al mundo y a la muerte en la cruz y la cruz es la mayor muestra de amor. Ya lo dice la misma Palabra: "No hay amor más grande que dar la vida" (Jn.15, 13)

Y acá es como que se nos complica más aún, es que nos preguntamos ¿Tengo que morir por los demás? ¿Me tienen que crucificar? ¡NO! y ¡SI! No porque el Sacrificio de Cristo no tiene igual, nadie puede ofrecerse a su medida ni tampoco es necesario en el sentido que Cristo ya lo hizo de una vez y para siempre y por todos y cada uno. Su amor se derramó en la cruz para la salvación de todos nosotros y esa fue la mayor muestra de amor, la muestra de lo que Dios es capaz de hacer por sus amados.
Y si, en el sentido de que amar supone renuncias, supone morir al egoísmo, olvidarse del ego y dejar espacio a los demás, el amor supone que nos achiquemos un poco para que los demás puedan crecer, supone salir de uno mismo para que los demás puedan recibir. Quien ama  vive muriendo a sus pasiones, a sus opiniones, a sus decisiones, a su sabiduría, porque sabe darle el espacio a los demás y aportar hasta donde corresponde el amor, ni más ni menos. Si aporta más satura, si aporta menos le resta.

Amar es el equilibrio entre lo que yo quiero y lo que el otro necesita, es el equilibrio entre lo que yo necesito y el otro puede darme, es el centro de unión entre dos pareceres distintos que llegan a un consenso, renunciando de ambos lados para que nazca algo nuevo. amar es precioso, tiene un sin fin de aplicaciones y un sin fin de disfrute, amar es dar todo sin esperar nada a cambio y amar también es recibir todo sin despreciar nada.

Poco a poco vamos a ir aprendiendo a amar y se dará en la medida que el corazón se disponga, primero, a dejarse amar y llenar del amor de Dios, de ahí se desbordará el amor para todos y la vida será lo que Dios quiere para cada uno.

Primero decidámonos y luego aprenderemos! Si no hay decisión de estudiar a nadie se le ocurre pensar en una profesión, más cuando hay decisión se empieza y se concreta. Lo mismo sucede con el amor, no es cuestión de prácticas vacías, es cuestión de ponerle ganas a lo que ya estamos haciendo y esas ganas es ¡AMOR!

viernes, 6 de diciembre de 2013

MI PENSAMIENTO O LA VOZ DE DIOS

Muchas veces he escuchado o me han referido esta frase: "Dios me dijo" "Sentí en mi corazón"...

Y otras tantas me he preguntado ¿Cómo saberlo? ¿Cómo discernir entre la voz de Dios y la imaginación humana? ¿Cúal es la certeza? ¿Se puede afirmar esto con seguridad?

Para la mayor gloria de Dios ¡SI! es verdad. Es verdad que Dios habla y con la suficiente claridad. Pero para tener en cuenta los seres humanos ¡TAMBIÉN! nuestra imaginación muchas veces le hace decir a Dios cosas que EL ni tenia pensadas siquiera.

El Señor regala dones y carismas para la edificación de la Iglesia, y en ese uso lleno del poder del Espíritu Santo, una forma sencilla de discernimiento es LA PAZ Y LA ALEGRÍA.

Si algo dicho como de parte de Dios te produce paz, te da una serenidad, una tranquilidad que supone en tu vida una respuesta a algo que estabas esperando, sin dudas es de Dios; pero también, esa paz y esa certeza deben ser duraderas, no momentáneas. Por eso, el segundo fruto de haber escuchado realmente la voz de Dios expresada por los hombres es la alegría, el gozo del corazón, un gozo rebosante que te saca por completo toda angustia, toda opresión, toda preocupación por tal o cual circunstancia.

Cuando Dios habla es para dar una respuesta, es para confirmar algo, es para señalar un camino, es para expresar una promesa. Cuando da una respuesta la persona experimenta felicidad y se siente totalmente liberada del ¿Cómo? y del ¿Cuándo? Sabe y siente que eso ya está resuelto. Incluso cuando se expresa una respuesta de este tipo la persona puede, o no, experimentar un descanso en el Espíritu Santo. 
Cuando da una confirmación la persona que lo recibe experimenta la fortaleza de tomar la decisión de inmediato y hacer eso que le fue confirmado, ya no tiene dudas acerca de eso que la tenia indecisa y no podía resolver. Es una seguridad para dar ciertos pasos que sin ser confirmados por Dios, muchas veces no se darían.
Cuando Dios señala un camino a través de una Palabra encuentra la respuesta en una o en varias personas, más que señalar un camino podríamos decir que Dios lanza una invitación a la cual muchos son llamados a participar. De aquí que se puede vivir en comunidad por ejemplo y surgen nuevas comunidades y nuevos carismas eclesiales. 
Y cuando expresa una promesa, obviamente, para que sea de Dios debe cumplirse. Sabemos que los tiempos de Dios y los nuestros no son los mismos, y sabemos que los planes de Dios están, por así decirlo, sujetos a la respuesta humana, por eso muchas veces las promesas de Dios demoran en cumplirse.

Pero debemos tener en cuenta que la VERDADERA Y POTENTE voz de Dios es su PALABRA. Ahí es específicamente cuando Dios habla y no tenemos lugar a dudas de que lo que está diciendo es verdad. Dios no nos miente ni nos ilusiona. Dios dice la verdad, y lo que EL dice EL  lo hace.
Por eso, cuando hay una voz de Dios dada o recibida a través de los hombres, lo más loable es siempre pedirle al Señor la confirme con su Palabra, para poder discernir con claridad y sin error si lo que se dice y/o recibe es de Dios o es de la mente humana.
Si en algún momento estamos en dudas si decir o no decir lo que tenemos en nuestra mente, esta es la forma más apropiada para discernir y luego hablar.

Otra cosa a tener en cuenta, como dije antes, es LA PAZ Y LA ALEGRÍA. Si una respuesta, confirmación, camino o promesa no deja paz y alegría entonces lo expresado ha sido fruto de un deseo del corazón humano y del uso de la imaginación.

Es para tener en cuenta, en el servicio que damos a nuestros hermanos a través de estos dones, ya que podemos provocar cosas que en realidad Dios no quiere y que al no lograrlas humanamente surgen los fracasos, las heridas y las huidas.

Seamos conscientes, abrámonos a la acción del Espíritu y no le hagamos decir a Dios cosas que nos gustaría a nosotros. Dejemos que Dios sea Dios y nos use a su modo y para su mayor gloria. Amén

jueves, 5 de diciembre de 2013

PALABRA DE CONOCIMIENTO

"Jesús bajó a Cafarnaúm, pueblo de Galilea. Enseñaba a la gente en las reuniones de los sábados, y su enseñanza hacía gran impacto sobre la gente, porque hablaba con autoridad" (Lc.4, 31-32)

Jesús enseñaba sobre las reuniones de los sábados, tema demasiado importante para la época, como si cada uno de nosotros enseñáramos hoy sobre la Santa Misa y el valor incalculable de participar los días domingo, celebrar el día del Señor.

Jesús enseñaba, siempre enseñaba, su vida y sus palabras eran enseñanzas. Todo en EL nos habla de la vida que el Padre quiere para cada uno de nosotros, de la voluntad de Dios, de lo correcto, del camino seguro.

Y la enseñanza de Jesús hacía, como dice la palabra, un GRAN IMPACTO sobre la gente, porque les hablaba con autoridad.

Este versículo del evangelio debe resonar en nosotros con ese tremendo impacto y llevarnos a la reflexión de nosotros mismos ¿Cómo es nuestra enseñanza? ¿Qué impacto produce en los demás? ¿Cuál es nuestra autoridad?

Cuando estamos llenos del Espíritu Santo las palabras que salen de nuestra boca no pueden ser palabras que hieran, palabras que provoquen ira, palabras que desentonen con la enseñanza que queremos dar. Más bien, al ser llenos del Espíritu Santo las palabras causarán un impacto en el corazón del hermano que lo llamará a la conversión, a un cambio de actitud.

Esta Palabra no solo podemos aplicarla a la enseñanza, sino también a la corrección fraterna. Si somos llenos del Espíritu Santo, cuando corregimos al hermano sin dudas lo estimularemos a dejar de lado lo que no está bien y volver al camino acertado que le queremos mostrar, se sentirá amado y gustoso de haber recibido luz. En cambio si lo hacemos desde nuestra humanidad molesta, sin dudas también, el hermano querrá hacernos desaparecer, encenderemos su ira, su rencor y le estaremos produciendo una piedra en el camino en vez de mostrarle el camino.

Pero ¿Qué pasa cuando se habla con la autoridad de Dios y a alguien le molesta? Gran pregunta. 
Puede suceder que en una charla, o en una predica, o en un compartir, si la persona se deja ungir por el Espíritu Santo reciba el don denominado: PALABRA DE CONOCIMIENTO, que es la autoridad de Dios para corregir en ese momento y que causa un gran impacto en el corazón del hermano. 
Si un hermano se enoja o se molesta o huye ante esta situación es porque no sabe recibirlo de parte de Dios, sino que se queda en la persona que habló y a esta persona le atribuye lo dicho.

Muchas veces he escuchado esto ¡Pero quien se cree que es para "decirme" eso! ¿Cómo supo eso y encima lo hizo público? Como se suele decir "Le quedó justito el poncho y se lo puso", pero noo es porque la otra persona sepa tal o cual situación, sino que Dios usa a sus profetas para que hablen en su nombre. Y Dios no deja a nadie al descubierto, Dios no es asi, Dios es respetuoso. El que se pone al descubierto es la misma persona que se enoja por lo que se dijo.

Esta es la autoridad de Dios. Y ese es el impacto, que, aunque a muchos no les guste o después pidan razones explicativas del caso, hay que hacerlo y dejar que Dios corrija a sus hijos. De alguna manera debemos entender que Dios nos ama y cuando hay algo que no está bien "NO ESTÁ BIEN", y Papá Dios se encarga de hacerlo ver.

Felices los que son capaces de recibir el amor de Dios a través de la Palabra de conocimiento y aceptar que es necesario un cambio para agradar a Dios. Amén


martes, 3 de diciembre de 2013

PROFETAS Y DON DE PROFECÍA

«Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.»

¡Qué maravilla! ¡Qué gran regalo! Y para todos. Todos los bautizados compartimos con Cristo Jesús su ser profeta, profeta de las naciones, profetas que declaran en el Nombre de Dios que el Reino está cerca y que la Buena Noticia debe ser creída y aceptada.

Nuestra misión como Bautizados es hablar en Nombre de Dios y esa es la misión profética que tenemos, esa es la misión para lo que desde antes de nacer, antes incluso de formarnos en el seno de nuestra mamá, Dios ya iba preparándonos para esta gran misión.

El profeta no habla en nombre propio, el profeta habla en Nombre de Dios, habla palabra de Dios, lleva mensaje de Dios, mensaje de paz y de amor, mensaje de conversión, mensaje de vida nueva, mensaje de salvación. El profeta dice lo que Dios quiere decirnos y lo que Dios ha dicho desde hace tiempo para que lo escuchemos, para que lo recibamos y lo disfrutemos. El profeta es el enviado por Dios para convencer al corazón humano de su gran e infinito amor.

El mensaje, entonces, del profeta es el amor de Dios por su pueblo, amor que lo lleva incluso a enviar a su propio Hijo para salvarnos, no para condenarlo. Y esa misión nos corresponde a todos, especialmente a los bautizados y mucho mas aún a los que decimos que hemos experimentado el amor de Dios y un encuentro con el Señor.

"En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los maestros; después vienen los milagros, luego el don de curaciones, la asistencia material, la administración en la Iglesia y los diversos dones de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿son todos maestros?, ¿pueden todos hacer milagros, curar enfermos, hablar lenguas o explicar lo que se dijo en lenguas?" (1Cor.12, 28-30)

El don de profecía es una experiencia del Espíritu Santo y su preciosa unción específica que usa a una persona para decirnos algo específico, haciéndolo a través de revelaciones, visiones, palabras específicas, sucesos, promesas. No todos recibimos el don de profecía como tal,lo que si todos recibimos es el ser profetas para anunciar las maravillas de Dios.

Hay que abrirse a la acción del Espíritu Santo y pedir el don de profecía para la edificación de la Iglesia, lo que no debemos hacer es abusar de este don diciendo cosas basadas en nuestros deseos, anhelos o, incluso, falsas visiones que pueden llegar a alimentar la sensibilidad de los demás y más adelante, al no cumplirse la profecía cuestionar a Dios.

Cuando se ejerce el don, discernido, de profecía, puede ser que el mensaje sea para alguien en particular o para toda la asamblea. Cuando verdaderamente es don del Espíritu toca el corazón de quien lo recibe y lo dispone a alcanzar dicha profecía. La persona que escucha lo siente fuertemente dicho para Él y se lo apropia.

Por eso, quien considera tener el don de profecía debe tener una profunda comunión con el Espíritu de Dios, hablar y ejercitarlo en momentos de oración y siempre y cuando resuene fuertemente en su interior que tiene que hablar. Hablar por hablar puede ser muy dañino para la comunidad como para uno mismo.

Dios quiera iluminarnos y alentarnos a ser profetas de su palabra que es viva y eficaz, y quiera regalarnos el don de profecía, que al actuar se hace fecundo, alienta la vida eclesial y nos ayuda a santificarnos por medio de los mensajes específicos para cada uno. amén