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miércoles, 30 de abril de 2014

¿JUSTICIA?

JUSTICIA es lo que todos reclamamos y lo que todos coincidimos que es lo que falta. Justicia social, justicia por la inseguridad, justicia por tantos muertos inocentes, justicia, justicia.
Pero la justicia no solo se reclama, la justicia se vive y se ejerce.

Muy bonita la frase de Jesús: "No hagas a nadie lo que no quieres que te hagan", pero lamentable, que como muchas o casi todas las citas bíblicas, queda en algo bonito que tal vez mañana nos animemos a practicar. El tema es que, mañana, no llega nunca. Tenemos que empezar a vivir hoy.

Pero ¿Cómo vivir la justicia? Muchas veces me he preguntado ¿Cómo entienden algunos seres humanos la justicia? Cuando por un lado defienden a unos y matan a otros. Matan a seres inocentes en el vientre de una madre y hacen marchas pidiendo justicia para otros. Ni una cosa ni la otra, la justicia es para todos, la justicia es equidad, la justicia es poner en la balanza las situaciones y que siempre prime lo mejor.
Situaciones como en algunos países, donde se busca la paz como sea, donde incluso se mata a los que perturban la paz para conseguir paz, pero ¿Acaso la muerte de unos es paz para otros?

Los seres humanos debemos aprender a educar el corazón, y la educación más eficaz es la Palabra de Dios, la voluntad de Dios expresada en la Santa Biblia, la comunión con Dios, obtener las virtudes que nos favorecen a todos, en especial dejar fluir la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD que todos tenemos desde el día del Santo Bautismo.
Quien vive unido a Dios tiene la capacidad de un buen juicio, tiene la capacidad de ver las cosas con mayor equidad, tiene la capacidad de cambiar la sociedad en la que vive, porque está capacitado para empezar el cambio en su misma persona.

Justicia es dejar de esperarlo todo de los demás y empezar a brindarnos, brindar amor, brindar paz, brindar estabilidad emocional, brindar armonía. Queremos justicia, buscamos justicia, y a veces, la ira nos lleva de las narices y hacemos lo que no hay que hacer precisamente. Ajusticiamos con violencia, con palabras groseras, con bronca y falta de perdón, con venganza.

No es fácil seguir las huellas de Jesús, pero tampoco es imposible. Cuando verdaderamente nos animemos a caminar ese camino iremos descubriendo en el andar que todo es más simple de lo que pensamos, que el patrón que tenemos armado en la cabeza no es tan cuadrado como se presenta, que la libertad de los hijos de Dios tiene mucho más peso que el libertinaje social, que la humildad humilla a la soberbia, que la paz se sobrepone a la violencia y que la armonía es posible en todos lados, clases sociales, países, porque DIOS ES DIOS en todos lados.

Es nuestra disponibilidad la que hará que la justicia reine, y no la amenaza "arriba hay alguien que todo lo ve" ¡SI! es muy verdadero, hay alguien que todo lo ve y no solo eso, todo lo sabe y todo lo puede, y no está solo arriba, está a nuestro lado, está dentro nuestro, está con nosotros. En vez de usar esa frase como amenaza ¡Hablemos más de esa PERSONA! Evangelicemos, propaguemos, contagiemos, proclamemos y demoslé la oportunidad de no quedar en una frase, sino que TOME EL CONTROL. Amén

lunes, 14 de abril de 2014

OFRENDA AUTÉNTICA Y COSTOSA

Lunes Santo, la liturgia nos presenta el compartir de Jesús con sus amigos: Marta, Lázaro y María. En ese momento de intimidad, María, derrama en los pies de Jesús un perfume de Nardo, y a mi, particularmente me llegaron estas palabras que dice el evangelio para definir el perfume: "AUTÉNTICO y COSTOSO".
Y mi meditación para este día, y que quiero compartir con todos ustedes, es la magnitud de la ofrenda a los pies de Jesús. Ofrenda que también debe ser la nuestra y con esas mismas características.

Una ofrenda AUTÉNTICA, una ofrenda de corazón, verdadera, incondicional. Una ofrenda de amor, de tiempo, de vida. Una ofrenda sin dobleces, una ofrenda sincera, como es y tal cual es. A Dios no podemos regatearle lo que le corresponde ni debemos robarle su gloria. Como hijos tenemos la oportunidad de alabarlo y reconocer lo que EL ES y así, en ese reconocimiento, hacer nuestra ofrenda. No es el dinero lo que mueve el corazón de Dios, aunque también el dinero le está sometido por eso Dios recibe nuestros diezmos; pero más que eso Dios espera un corazón abierto, dispuesto, entregado, AUTÉNTICO. Con la autenticidad con la que fuimos creado, con a autenticidad de la imagen y semejanza del Creador, puro y rendido a los pies de Jesús. De esa manera, esta ofrenda inundará de el aroma de Cristo toda la habitación, es decir, todo lo que somos, todo donde nos movemos, todo lo que compartimos, todo lo que transmitimos. Si nuestra ofrenda a los pies de Cristo es AUTENTICA todo se inunda de ese olor precioso de donación.

Y ofrenda COSTOSA, el Señor no merece algo así no más, algo que le doy porque no me queda otra opción, sino que lo que Dios merece es TODO y al decir todo es la vida, la existencia, lo que somos, lo que tenemos, lo que nos falta, los defectos... TODO. Lo que nos cuesta, lo que no queremos entregar, lo que le reclamamos al Señor, lo que pensamos que es nuestro, los dones, TODO. Si la ofrenda no cuesta es porque estamos dando sobras y Dios no merece sobras sino PRIMICIAS.

Que esta semana Santa no pase como una semana más, sino que sea el comienzo de todas nuestras semanas de ahora en adelante, marcando que nuestra FE está basada en un DIOS que no cambia y que se merece TODO. Y para que de muchos frutos sigamos el consejo de Santa Teresa: "No os pido ahora que penséis en Él ni que saquéis muchos conceptos ni que hagáis grandes y delicadas consideraciones con vuestro entendimiento; no os pido más de que le miréis.” Amén.