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miércoles, 31 de octubre de 2012

Sanar el corazón

Somos seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, creados en perfección, pero lastimados desde el principio por la desobediencia de nuestros primeros padres. Desde entonces, nuestra humanidad quedó frágil y supeditada a acarrear heridas interiores, que obviamente, el Creador solo puede sanar.

Esa perfección con la cual fuimos creados es el amor de Dios, el amor de un Dios que nos mira como a sus preciosos, como a sus hijos amados, no somos solo creación, somo mucho más que eso, nos dio su imagen, nos dio su semejanza, nos dio lo mejor de lo mejor, nos dio voluntad y libertad.

No es en el uso, sino en el abuso, de la libertad y la voluntad donde nosotros nos dañamos, nos rasguñamos el alma y adolecemos de esas heridas que nos marcan y condicionan en nuestro caminar. Pero cabe aclarar, que no solo el abuso de nuestra propia libertad, sino que nuestra perfección de criaturas de Dios puede ser dañada por los demás también y desde antes de nacer.

Pero tenemos la gracia, el privilegio, de poder ser sanados, liberados, cicatrizados y renovados por el poder sanador de Dios. Él, que conoce el interior de cada uno, Él que sabe cómo, dónde y cuándo nos suceden las cosas, Él que todo lo puede y todo lo ve, es quien viene en nuestro auxilio para devolvernos esa perfección interior, para devolvernos su vida en nuestra vida.
Dios nos quiere sanos, y espera que busquemos esa salud solo en Él, fuente de todo bien.

Solo en Dios reposa nuestra alma, solo en Dios encuentra reposo el corazón herido y cansado de sufrir, y está inquieto hasta que no se encuentra con su Dios sanador y liberador. Es Dios quien con su amor, como con un santo bálsamo, inunda el interior del ser humano para darle nueva vitalidad y renovarlo todo. Con Dios se puede comenzar de cero, se empieza siempre de nuevo, pero sin rasguños, con Dios se comienza como volviendo a nacer, una y otra vez.

¿Quién no quiere estar libre y sano para ser feliz? entonces ¿Por qué no buscar a Dios para que haga su obra y cambie nuestro existir? ¿Por qué muchas veces se busca erróneamente? ¿A qué se le teme? ¿Acaso qué nos pedirá Dios que no queremos entregarle?


martes, 30 de octubre de 2012

Profetas de Dios


El Señor me ha regalado en este día el recuerdo especial de mi vocación de profeta y lo hizo a través de esta Palabra:

"En esos días, unos profetas llegaron de Jerusalén a Antioquía. Uno de ellos, llamado Agabo, movido por el Espíritu, se levantó y anunció que el hambre asolaría toda la tierra. Esto ocurrió bajo el reinado de Claudio. Los discípulos se decidieron a enviar una ayuda a los hermanos de Judea, cada uno según sus posibilidades. Y así lo hicieron, remitiendo las limosnas a los presbíteros por intermedio de Bernabé y de Saulo"

Y mi reflexión fue esta: ¡Qué tremenda es la misión del profeta! Un poco difícil vista desde el punto de vista humano, porque el Señor pide que se digan cosas que, a veces, no son las mejores noticias. Como en este caso, el hambre que asotaría a la tierra. Pero el profeta es la voz de Dios que, al cuidado de sus hijos, les predice lo que pasará, corrige, exhorta, ayuda. Es muy bueno contar con un profeta en medio del pueblo, es una gran bendición.
El Señor suscita profetas para no desamparar a sus hijos, a sus amados. El tema es que sus amados, sus hijos, su pueblo, no siempre acepta a sus profetas.
Creo que el problema es que los hijos de Dios se quedan con la figura y la humanidad del profeta y se les pierde la noción de la voz de Dios.
Al profeta, y lo digo por experiencia, no siempre se le hace fácil decir lo que Dios quiere que diga, sin embargo, por obediencia, sabe que debe hacerlo.
Por lo tanto, estaría genial que se lo acepte como tal, como mensaje de Dios, más alla de quien sea que lo diga.
Y me llenó el corazón de leer que el pueblo aceptó la profecía y no solo eso sino que se pusieron a hacer algo de inmediato para que los hermanos no sufrieran ese hambre.

Esta es la experiencia que como hijos de Dios deberiamos descubrir y vivir, recibir al profeta por ser la voz de Dios, aceptar el mensaje y ponerse a hacer algo para que Dios bendiga.
Dios bendice en abundancia a quienes le obedecen, pero no siempre habla Él mismo, son más las veces que habla a través de sus mensajeros! Y al aceptar su voz, al recibir su mensaje, tenemos la ventaja de ser bendecidos. Porque para eso habla el Señor, para bendecir.

Dios permita que todos nos animemos a caminar en fe, a recibir sus mensajes y a trabajar de acuerdo a sus santa voluntad. Así glorificaremos al Señor con nuestra vida y en comunidad.

lunes, 29 de octubre de 2012

¿Tenés sed?


"SI ALGUIEN TIENE SED, VENGA A MI, Y EL QUE CREE EN MI, QUE BEBA. COMO DICE LA ESCRITURA, DEL INTERIOR DE AQUÉL CORRERÁN RÍOS DE AGUA VIVA"

Bendito Dios que nos mima con su Palabra y nos considera dignos de sus promesas; promesas que contienen todo su amor y poder, promesas que cambian nuestra vida y hacen de nuestra existencia una gran obra.
Releyendo su Palabra, me doy cuenta que para recibir el Espíritu Santo hay que creer. Jesús dice: "el que crea que beba"... dice que todos los que tienen sed vayan a Él, pero el que crea que beba ¡Qué importante y qué clarificador!
Muchas veces nos preguntamos porqué nos acercamos a Dios y muchas veces no recibimos lo que necesitamos; es que no basta con acercarse a saciar la sed, es necesario creer que Dios puede saciarnos. No es ir a Dios como a una canilla, de todos modos, cuando nos acercamos a una canilla tenemos que abrirla para recibir el agua; es necesario hacer un acto voluntario para saciar la sed, así sucede para saciar nuestro espíritu, necesitamos el acto voluntario de creer que Dios puede saciarnos, que Dios puede darnos de beber. Creer en Dios no significa creerle a Dios. Creer en Dios nos capacita para saber que Dios existe, que Dios es un ser lleno de amor que quiere ser parte de nuestra vida. Creerle a Dios nos capacita para que ese ser que existe REALMENTE SEA PARTE DE NUESTRA VIDA.

Tenemos todo un año para creerle a Dios, obviamente, no solo este año. Pero hay que aprovechar los tiempos propicios para crecer. Por lo tanto, en el año de la fe, no solo acerquémonos a Dios, sino que pongamos en práctica la fe y bebamos. Y así será que de nuestro interior correrán ríos de agua viva!!!

Que todos seamos uno!


"QUE TODOS SEAMOS UNO PARA QUE EL MUNDO CREA" Jn.17, 21
Alabado Señor por el llamado a la unidad. Llamado que nos identifica como hijos tuyos, sin acepción de persona, absolutamente todos. La unidad de la oración de tu AMADO HIJO, JESUCRISTO, es lo que hace caer de en medio nuestro todos los muros que nos separan, muros de ideologías, religiones, odios, rencores, pensamientos... todo lo que es humano. La oración de NUESTRO SALVADOR es lo que hace posible que, quienes luchan por la unidad, lo logren sin mayores esfuerzos, sino con el poder y la unción de tu ESPÍRITU, que vive en todos y se derrama en todos. ESA UNIDAD VUELVO A RECLAMAR en comunión con CRISTO, que ya te lo pidió. Unidad que declare que DIOS ES DIOS y que fuera de eso nada existe, nada tiene valor ni nada es para siempre. Y esa unidad quiero vivir intensamente, entrañablemente, para glorificarte mi amado Señor. ¡¡Buena semana para todos mis hermanos y amigos!!