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sábado, 10 de marzo de 2012

FIDELIDAD Y MISERICORDIA DE DIOS

"Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! Como en los días en que salías de Egipto, muéstranos tus maravillas. ¿Qué dios es como tú, que perdonas la falta y pasas por alto la rebeldía del resto de tu herencia? Él no mantiene su ira para siempre, porque ama la fidelidad. Él volverá a compadecerse de nosotros y pisoteará nuestras faltas. Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados. Manifestarás tu lealtad a Jacob y tu fidelidad a Abraham, como lo juraste a nuestros padres desde los tiempos remotos"

Esta Palabra es por demás de alentadora para tomarla como oración propia, para acercarnos a Dios e implorar su misericordia.
Dios es fiel y en nombre de esa fidelidad podemos acercarnos a Él con confianza; no es un acercamiento solo para recordarle que el es fiel o que su misericordia es grande, sino que es un acercarnos confiados que Él perdonará nuestras faltas cuando nuestro corazón esté decidido y bien dispuesto a aceptar su gracia y su perdón.
No es acercarnos a Dios solo para decirle que Él puede perdonarnos, sino que debemos ir a Él buscando ese perdón que solo Él es capaz de darnos; y esa busqueda del perdón de Dios solo llega a su culmen cuando nos decidimos a tomar el rumbo de Dios en nuestra vida, cuando optamos por una verdadera y profunda conversión.
Esta Palabra dice: apacienta a tu rebaño... es decir, cuidanos Señor, ven a mostrarnos tus maravillas. Una de las mayores muestras de la omnipotencia de Dios es justamente su misericordia, el perdón que nos ofrece. Él, que es Dios, que todo lo puede, también muestra su poder y de una forma muy especial y única limpiando nuestro corazón, borrando nuestros pecados, perdonando nuestras ofensas a su infinito amor. Dios tiene todo el derecho de no perdonar y de no aceptarnos en su seno, sin embargo, lo que más pretende es que estemos a su lado, por lo que ejerciendo su poder derrama su misericordia sobre sus hijos pecadores que se arrepienten y lo buscan. ESTO ES UNA VERDADERA MARAVILLA!!!
Cada vez que le pidamos al Señor que nos muestre su gloria, que muestre sus maravillas, que muestre su poder, miremonos arrepentidos y lo veremos! Dios nos acepta y nos perdona, Dios nos queire a su lado, Él nos busca y nos regala su misericordia y nos muestra su fidelidad, Dios cumple sus promesas siempre y cada vez.
Que bueno es saber que tenemos un Padre lleno de misericordia para con sus hijos, que a pesar de lo grave que sean nuestras faltas, si nos arrepentimos y le pedimos perdón, Él lo derrama copiosamente dándonos la oportunidad nueva de hacer su santa voluntad.

jueves, 1 de marzo de 2012

¡PEDIR EN EL MOMENTO OPORTUNO!

"rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente..."

"Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá..."

Pedir, clamar, suplicar... Siempre es bueno y siempre tiene respuesta de parte de Dios. Pero ¿Cuándo hay que pedir? ¿Solo cuando hay peligro inminente de muerte? ¿Cuando las papas queman? ¿Cuándo ya no sabemos que más hacer?
¿Por qué será que el ser humano tiene un arranque de profunda confianza cuando todo está perdido? O al menos, cuando siente que ya no puede hacer nada más para resolver sus cosas, sus problemas.
Creo que sucede porque el ser humano, es decir, cada uno de nosotros, no tenemos todavía bien definido en nuestro pobre entendimiento que NADA PODEMOS, ni cuando empieza ni cuando se agraba el problema o la circunstancia que nos toca vivir. Nosotros no podemos nada, somos seres humanos, el PODEROSO es Dios, quien debería estar siempre presente en nuestra vida, en nuestras decisiones, y en nuestros problemas.
Presente en nuestra vida: porque es Dios y como tal tiene todo el derecho de que vivamos con Él y para Él, ofreciendole cada momento como un sacrificio de alabanza y acción de gracias, dándole la gloria que se merece, haciendo de nuestra vida su santa voluntad y cumpliendo su plan de amor y felicidad que tiene para nosotros. Si esto sucediera a diario en nuestro existir, entonces no haría falta recurrir a Él con un brote de confianza en los últimos momentos, como que no queda otra entonces que Dios haga algo. Pero sucede cuando nos acercamos en estas circunstancias de vida no le pedimos a Dios sino que lo ponemos contra la pared, le exigimos, y pretendemos que Él haga lo que nosotros creemos que necesitamos y que sería la mejor respuesta que puede darnos.
Sucede esto porque no estamos habituados a una intimidad con el Señor, no tenemos esa confianza de hijos con su Padre, no hay una realción de amor entre el creador y la criatura, por lo tanto, Dios en este caso se transforma en un expendedor de la gracia que necesito y bada más.
Dios debería estar presente en nuestras decisiones: cada uno es libre de decidir, pero gracias a esa libertad se puede optar siempre por lo mejor, se puede decidir hacer bien las cosas, seguir el buen camino que nos aconseja Dios. Las decisiones tienen consecuencias, una mala decisión tiene una mala consecuencia, que hay que pasarla después ¿Cuántos de nosotros le preguntamos al Señor antes de decidir tal o cual cosa? ¿Cuántos tenemos a Dios como esa persona que no nos hará equivocar? Dios nos habla siempre, Dios se manifiesta siempre, Dios nos ayuda siempre... siempre que lo dejemos y contemos con Él.
Si Dios no forma parte de nuestro diario vivir no puede formar parte de nuestro diario decidir, por eso metemos la pata infinidades de veces y pretendemos que Dios nos salve de las consecuencias. Obviamente, Él puede hacerlo, pero también nosotros debemos aprender. Dios no es un padre que apaña a sus hijos caprichosos, Dios es un Padre que aprovecha todo para educar a sus hijos. Si no le consultamos para decidir luego no lo culpemos que no nos ayuda a salir. Y esto no quiere decir que Dios nos castiga, sino que quiero decir quer Dios no tiene por que responsabilizarse de nuestras malas decisiones, si hasta ayer era nadie para nosotros, de repente le exigimos que haga algo.
De todos modos su ayuda está siempre y de una forma u otra nos saca del pozo, porque su amor es mucho más superior que nuestra pobre mente.
En definitiva, a Dios no hay que recurrir cuando todo parece no tener solución, Dios es la primera solución. DIOS ES NUESTRA SOLUCIÓN, Dios es nuestro Padre.
Necesitamos tener una relación con Él, una relación de intimidad profunda, para conocer su voluntad, para aprender a decidir y para tener la luz que necesitamos en cada situación que nos toca vivir.
Dios tiene poder y nunca nos abandona!!!! NUNCA!!!