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jueves, 1 de marzo de 2012

¡PEDIR EN EL MOMENTO OPORTUNO!

"rey de Persia firmó un decreto, ordenando que todos los judíos fueran exterminados del país por la espada. Al enterarse, todo Israel clamaba con todas sus fuerzas, porque veían que su muerte era inminente..."

"Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá..."

Pedir, clamar, suplicar... Siempre es bueno y siempre tiene respuesta de parte de Dios. Pero ¿Cuándo hay que pedir? ¿Solo cuando hay peligro inminente de muerte? ¿Cuando las papas queman? ¿Cuándo ya no sabemos que más hacer?
¿Por qué será que el ser humano tiene un arranque de profunda confianza cuando todo está perdido? O al menos, cuando siente que ya no puede hacer nada más para resolver sus cosas, sus problemas.
Creo que sucede porque el ser humano, es decir, cada uno de nosotros, no tenemos todavía bien definido en nuestro pobre entendimiento que NADA PODEMOS, ni cuando empieza ni cuando se agraba el problema o la circunstancia que nos toca vivir. Nosotros no podemos nada, somos seres humanos, el PODEROSO es Dios, quien debería estar siempre presente en nuestra vida, en nuestras decisiones, y en nuestros problemas.
Presente en nuestra vida: porque es Dios y como tal tiene todo el derecho de que vivamos con Él y para Él, ofreciendole cada momento como un sacrificio de alabanza y acción de gracias, dándole la gloria que se merece, haciendo de nuestra vida su santa voluntad y cumpliendo su plan de amor y felicidad que tiene para nosotros. Si esto sucediera a diario en nuestro existir, entonces no haría falta recurrir a Él con un brote de confianza en los últimos momentos, como que no queda otra entonces que Dios haga algo. Pero sucede cuando nos acercamos en estas circunstancias de vida no le pedimos a Dios sino que lo ponemos contra la pared, le exigimos, y pretendemos que Él haga lo que nosotros creemos que necesitamos y que sería la mejor respuesta que puede darnos.
Sucede esto porque no estamos habituados a una intimidad con el Señor, no tenemos esa confianza de hijos con su Padre, no hay una realción de amor entre el creador y la criatura, por lo tanto, Dios en este caso se transforma en un expendedor de la gracia que necesito y bada más.
Dios debería estar presente en nuestras decisiones: cada uno es libre de decidir, pero gracias a esa libertad se puede optar siempre por lo mejor, se puede decidir hacer bien las cosas, seguir el buen camino que nos aconseja Dios. Las decisiones tienen consecuencias, una mala decisión tiene una mala consecuencia, que hay que pasarla después ¿Cuántos de nosotros le preguntamos al Señor antes de decidir tal o cual cosa? ¿Cuántos tenemos a Dios como esa persona que no nos hará equivocar? Dios nos habla siempre, Dios se manifiesta siempre, Dios nos ayuda siempre... siempre que lo dejemos y contemos con Él.
Si Dios no forma parte de nuestro diario vivir no puede formar parte de nuestro diario decidir, por eso metemos la pata infinidades de veces y pretendemos que Dios nos salve de las consecuencias. Obviamente, Él puede hacerlo, pero también nosotros debemos aprender. Dios no es un padre que apaña a sus hijos caprichosos, Dios es un Padre que aprovecha todo para educar a sus hijos. Si no le consultamos para decidir luego no lo culpemos que no nos ayuda a salir. Y esto no quiere decir que Dios nos castiga, sino que quiero decir quer Dios no tiene por que responsabilizarse de nuestras malas decisiones, si hasta ayer era nadie para nosotros, de repente le exigimos que haga algo.
De todos modos su ayuda está siempre y de una forma u otra nos saca del pozo, porque su amor es mucho más superior que nuestra pobre mente.
En definitiva, a Dios no hay que recurrir cuando todo parece no tener solución, Dios es la primera solución. DIOS ES NUESTRA SOLUCIÓN, Dios es nuestro Padre.
Necesitamos tener una relación con Él, una relación de intimidad profunda, para conocer su voluntad, para aprender a decidir y para tener la luz que necesitamos en cada situación que nos toca vivir.
Dios tiene poder y nunca nos abandona!!!! NUNCA!!!

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