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sábado, 12 de octubre de 2013

NO DEJES LUGAR AL DIABLO

«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo" (Ef.4, 26-27)

En más de una oportunidad, seguramente a todos, nos ha sucedido que un enojo nos ha durado más de la cuenta. Y en ese lapso de tiempo en el cual estuvimos enojados nos hemos sentido, aparte de mal con la otra persona, mal con nosotros mismos y mal con todo el mundo. Como si todo lo que nos rodeaba en ese momento se hubieran confabulado contra nosotros para que suframos mucho más de lo que nos merecíamos.
Bien, déjenme decirles que no eran las personas, sino un ser espiritual maligno, que se dedica a meterse en las grietas que vamos dejando en nuestra vida, sintiéndose dueño de la situación, quien nos estaba perturbando.

La Palabra lo dice muy claro: "No le dejen lugar al diablo"
Y eso es lo que tenemos que hacer. Obedeciendo a la Palabra de Dios, en principio, ni siquiera deberíamos enojarnos con nuestros hermanos. Pero en el caso de que suceda un enojo, entonces no permitirnos que ese enojo dure más de la cuenta. Hay un espacio de tiempo en el cual le estamos diciendo, con nuestras actitudes, al demonio, pasá no más! Y ahí es cuando sucede todo lo que a Dios no le agrada y que tanto daño le hace a nuestro espíritu que por naturaleza tiende a Dios.

Por ejemplo, una habilidad que tiene nuestro enemigo es hacernos callar. Muchas veces cuando nos enojamos con alguien nos callamos, no hablamos, pero sí pensamos y pensamos, nos enroscamos en esos juicios temerarios que nacen como de una fuente, que fluyen al por mayor, y cuando nos dimos cuenta tenemos una bronca madre contra esa persona y no solo contra ella, sino que hasta hemos involucrado a más gente, que dicho sea de paso, tal vez ni se enteren de que han hecho algo o que nos han afectados. Pero no hablamos, no aclaramos, no intentamos solucionar las cosas con el dialogo.  Y nuestro corazón se va llenando de broncas, luego rencor, y hasta odio. Y esto si que es grave y esto si que es obra del diablo.
Cerrarnos la boca es su obrar, hacernos creer que nadie nos quiere es su obrar, hacernos creer que no vale la pena hablar es su obrar, hacernos poner en víctima es su obrar ¡¡MUCHO CUIDADO!

Si te enojas con tu hermano andá y arreglá el asunto, dice el Señor. Y eso es lo que hay que hacer. Cualquier situación, circunstancia, molestia, lo que sea que haya en nuestro interior hay que sacarla afuera, hay que hablar propiamente con el interesado, tampoco hay que andar hablando con uno y con otro porque eso también es obrar del diablo. Hacer que se siembre cizaña, que se vayan infectando otros hermanos con mi bronca, eso viene del demonio y eso no nos hace bien a nosotros ni a nadie.

Debemos ser astutos nos dice el Señor, no perdamos oportunidad de crecer como hijos de Dios, no andemos dándole espacio a quien no le corresponde, porque ese espacio le pertenece a Dios, y Dios es luz, Dios es claridad y los hjos de Dios son hijos de la luz no de las tinieblas.

Si en tu corazón hay cosas para solucionar hacelo ya! No dejes lugar al diablo. Amén 

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