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jueves, 10 de enero de 2013

ESPÍRITU SANTO!


Espíritu Santo… ¿Quién sos? ¿Qué haces? ¿Qué querés?
Me da un poco de gracia las preguntas con las cuales empiezo esta reflexión, parece que lo estoy poniendo contra la pared al Espíritu Santo para que me de una respuesta coherente y urgente. Y está bueno, en el plan de Dios sí que está bueno!
¿Quién es el Espíritu Santo? Si vamos a la fuente de enseñanza de nuestra Iglesia encontraremos la definición exacta, la que siempre hemos sabido, la que no siempre aprendemos. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Persona Divina e importante, que tanto como el Padre y el Hijo, recibe la misma adoración y gloria. No es la última Persona de la Trinidad, no es que le tocó el tercer puesto porque es menos importante o que le tocó el tercer puesto porque entra perfecto para concluir la señal de la Santa Cruz; El Espíritu Santo es UNA PERSONA DIVINA, llena de amor y poder, tanto como el Padre y el Hijo; es más, esta Persona Divina es una eterno y profundo, infinito y divino desprendimiento del amor del PADRE Y DEL HIJO. Es el AMOR DE LOS AMORES.
El Espíritu Santo, hermanos míos, ES DIOS.
Partiendo de esta gran verdad, y tomando conciencia de que el Espíritu Santo es Dios, podemos responder la segunda gran pregunta: ¿Qué hace?
El Espíritu Santo hace, nada más y nada menos, que TODO AQUELLO QUE HACE DIOS… es decir: ¡¡TODO!!
Como para enumerar algo de su obra podemos decir:
  • Es el aliento de vida que fue infundido desde la Creación del mundo
  • Es el que inspiró las Escrituras por las cuales llegamos al conocimiento de Dios y es el que sigue inspirando a su Iglesia en sus enseñanzas
  • Es el que engendró al Verbo de Dios que se hizo carne en el vientre purísimo de María, Virgen
  • Es el que convierte el pan y el vino en el CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
  • Es el que descendió en Pentecostés y fundó la iglesia
  • Es el que sigue haciendo maravillas en su iglesia
  • Es el que regala sus dones y carismas
  • Es el SANTIFICADOR
¿Tan poca cosa hace el Espíritu Santo?... Enumerarlas sería tan infinito como EL mismo.
Pero este Dios poderoso y que actúa desplegando todo su Poder y Amor, es un Dios actual. Es el mismo ayer, hoy y lo será mañana también. Es un Dios que no sufre cambios ni merma en su ser divino, por lo tanto, todo lo que hizo, todo lo que hace, lo seguirá haciendo para siempre; y lo más novedoso es que su obra la hace en nosotros y a través nuestro.
El Espíritu Santo obra en nosotros, es Él quien nos impulsa a crecer espiritualmente y a vivir en el plan de Dios, es Él quien nos capacita con su presencia amorosa para poder responder a los designios divinos, ya lo dice la secuencia que rezamos como Iglesia: “Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente”; Entonces podemos decir que todo lo que hay de bueno en nosotros viene del Espíritu Santo.
Hoy podemos ver con toda claridad su actuar en la Iglesia, a través de nuestra propia experiencia, todo lo que hace el Espíritu en nosotros simples mortales. Porque somos Iglesia, porque es el Espíritu Santo quien nos hace Iglesia y es el mismo Espíritu el que nos hace comprometernos en la iglesia. Es el Espíritu Santo el que nos ayuda con su luz a tomar conciencia de que somos Miembros de Cristo, de que somos parte de un Cuerpo Místico, de que debemos necesariamente ocupar nuestro lugar como parte de ese Cuerpo y quien nos capacita con sus Gracias especiales para que podamos hacerlo.
Es el Espíritu Santo quien suscita nuevas comunidades, nuevos carismas, dando respuestas a las necesidades de su Iglesia. Es el Espíritu Santo quien fortalece a los movimientos eclesiales, quien les da vida, quien los organiza. Es el Espíritu Santo quien ayuda a discernir a los pastores lo bueno y santo para el crecimiento de todos.
La obra del Espíritu es poderosa, aunque nosotros no lo veamos o le restemos importancia. La gran verdad es que nosotros, por nosotros mismos, NADA PODEMOS HACER si no fuéramos impulsados y motivados por el Espíritu Santo.
Y, la otra pregunta, no demora en responderse… aunque muchos podemos decir: “Si el Espíritu es el que hace todo, entonces ¿Qué es lo que quiere de nosotros?”
Ahí está la cuestión, Dios tiene poder de hacer y dejar de hacer cuando quiera y lo que quiera, pero en su gran e infinito amor lo quiere hacer en nosotros y a través nuestro. Lo que Dios pretende es que nosotros le demos permiso para obrar, y es así que nos transforma en instrumentos eficaces de su acción y de sus Gracias.
¡Qué admirable! Un Dios todopoderoso que quiere necesitar del ser humano ¿Por qué? Porque nos AMA.
Nuestra responsabilidad es dejar actuar al Espíritu Santo, no entristecerlo como nos dice San Pablo en Ef.4, 30. Dejar que Él obre en nosotros y así se beneficia todo el Cuerpo de Cristo. Abrirnos a su acción y disfrutar de todo lo que quiere regalarnos.
Así lo ha hecho desde siempre y lo seguirá haciendo para siempre, a través de los hijos de Dios, a quienes los santifica para su mayor gloria. Amén

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