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jueves, 21 de noviembre de 2013

FE EN ACCIÓN

"Un día Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde. Acababan de dejar allí a un tullido de nacimiento. Todos los días lo colocaban junto a la Puerta Hermosa, que es una de las puertas del Templo, para que pidiera limosna a los que entraban en el recinto. Cuando Pedro y Juan estaban para entrar en el Templo, el hombre les pidió una limosna. Pedro, con Juan a su lado, fijó en él su mirada, y le dijo: «Míranos.» El hombre los miró, esperando recibir algo. Pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: En nombre del Mesías Jesús, el Nazareno, camina.» Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó. Inmediatamente tomaron fuerza sus tobillos y sus pies, y de un salto se puso en pie y empezó a caminar. Luego entró caminando con ellos en el recinto del Templo, saltando y alabando a Dios" (Hch.3, 1-8)

¡Sorprendente! ¡Sin palabras! Pero más bien creo que en esta época nos deja sin palabras, en esta época nos sorprende, en esta época nos llama la atención semejante milagro y semejante audacia de los apóstoles.
Y es lamentable, porque hoy más que nunca el mundo necesita de estas sorpresas y de esta audacia de los cristianos.

Veamos por partes lo que nos cuenta este hecho narrado precisamente en el libro de los apóstoles. En primer lugar dice que todos los días llevaban a este tullido a la puerta del templo para que pidiera limosna. O sea, que todos los días mucha gente que pasaba por allí y que entraba, incluso, al templo lo veía y seguramente algunos también le daban limosnas. Muy parecido a la realidad de nuestro tiempo donde vemos a muchos hermanos que van en búsqueda de ayuda a las puertas de nuestros templos, consiguiendo muchas veces indiferencias, rechazos y hasta comentarios muy desubicados. Cuando vemos a nuestros hermanos en las puertas de los templos empezamos a culpar al gobierno, que ellos debieran ser quienes los cuiden y les den lo necesario, o tal vez otro comentario es: el tema es para que usan el dinero que uno les da, el tema es que los padres usan a los hijos para pedir, el tema es, el tema es... y entre comentarios y comentarios esos hermanos no reciben nada de nosotros, ni siquiera el saludo.

En otro lugar aparecen los apóstoles que llegan también al templo, y al pedido de ayuda de este hermano le dicen que los mire, que ellos tampoco tienen mucho para darle en cuestión material, pero ahí mismo sale la parrecía cristiana de quienes han tenido un encuentro con Jesús, la locura de dar a Cristo: "en el Nombre de Jesús levántate".

Cuántos de nosotros siquiera invitamos a aquellos que están pidiendo una limosna en las puertas de los templos a conocer a Jesús, cuántos nos animamos a decirles que a pesar de su situación Jesús los ama, cuántos nos acercamos a darles al menos un abrazo y hacerles sentir el amor de Dios, cuántos nos animamos a decirles que en el Nombre de Jesús quedan sanos... 

Qué distinta es la actitud de los apóstoles de aquella época con los apóstoles de hoy, que distinto que actuamos, y no se entiende el por que. Porque el CRISTO de entonces es el mismo de ahora, el ESPIRITU SANTO es el mismo de ahora, EL PADRE TODOPODEROSO es el mismo de ahora, DIOS es el mismo. DIOS no ha cambiado ni cambiará jamás, el permanece igual y obra igual. 

DIOS quiere que sus hijos, sus discípulos, sus apóstoles se animen a obrar milagros en su Nombre, DIOS está dispuesto a desparramar su gloria cuando nos empecemos a animar a pronunciar su Nombre. DIOS ha de responder cuando sus hijos se pongan de acuerdo y pongan la fe en acción. La fe en acción es lo que el mundo de hoy necesita para el gran cambio de actitud, ojalá los que nos decimos seguidores de CRISTO nos animemos a empezar de una buena vez para su mayor gloria. Amén

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